TEMA: Domingo 32º del Tiempo Ordinario – Ciclo A. 12 de noviembre.
- SEÑAL DE LA CRUZ.
- INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO
Ven Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía señor tu espíritu y todo será creado
Y renovaras la faz de la tierra
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo
Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu
Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.
- LECTIO
Primer paso de la Lectio Divina: consiste en la lectura de un trozo unitario de la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar la voz de Dios hoy.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (23,1-12)
“Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: “Ya viene el esposo, salgan a su encuentro. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: ¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?”. Pero estas les respondieron: “No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado”. Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”, pero él respondió: Les aseguro que no las conozco. Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora”. Palabra del Señor.
- MEDITATIO
Estando siempre en la presencia de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de Dios”.
OPCIÓN 1
Fr. Aníbal Fosbery OP, Reflexiones sobre textos del Evangelio de san Mateo Vol. II, pág. 284-292.
OPCIÓN 2
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia. Sermón: No vivas de los elogios de los hombres. Sermón 93.
«Las vírgenes se despertaron y prepararon sus lámparas» (Mt 25,7).
“El Esposo viene precedido de un clamor a medianoche. ¿Qué clamor es éste? Aquel del que habla el Apóstol: «En un abrir y cerrar de ojos, al sonido de la última trompeta. Sonará la trompeta; los muertos resucitarán incorruptos y nosotros seremos transformados» (1 Cor 15,52) y, como dice el apóstol san Juan: «Llegará el momento en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán» (5,28-29).
¿Qué quieren decir estas palabras: «no llevaban aceite en sus lámparas»? En su vaso, es decir en su corazón… Las vírgenes insensatas, que no han llevado el aceite con ellas, han procurado complacer a los hombres por su abstinencia y por sus buenas obras, que simbolizan las lámparas. Ahora bien, si el motivo de sus buenas obras es el de complacer a los hombres, no llevan el aceite con ellas. Pero vosotros, llevar este aceite con vosotros; llevadlo en vuestro interior donde sólo mira Dios; llevad allí el testimonio de una buena conciencia… Si evitáis el mal y hacéis el bien para recibir los elogios de los hombres, no tenéis aceite en el interior de vuestra alma…
Antes de que estas vírgenes se durmieran, no dice que sus lámparas estén apagadas. Las lámparas de vírgenes sensatas brillan con un vivo resplandor, alimentadas por el aceite interior, por la paz de la conciencia, por la gloria secreta del alma, por la caridad que la inflama.
Las lámparas de las vírgenes necias también brillan, y ¿por qué brillan? Porque su luz era mantenida por las alabanzas de los hombres. Cuando se han levantado, es decir, en la resurrección de los muertos, han empezado a disponer sus lámparas, es decir, a preparar la cuenta que debían rendir a Dios de sus obras. Sin embargo, entonces no hay nadie para alabarlas… Buscan, como lo han hecho siempre, brillar con el aceite de otros, vivir de los elogios de los hombres: «Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan».
San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia
Homilía: Importancia del aceite. Homilías sobre los evangelios, 12 : PL 76, 1119-1120.
«Nuestras lámparas se apagan» (cf. Mt 25,8).
«Las cinco vírgenes insensatas, al coger sus lámparas, habían olvidado llevarse con ellas el aceite; por el contrario, las sensatas junto con sus lámparas traían aceite en jarros.» Aquí el aceite quiere significar el resplandor de la gloria; los jarros, son los corazones dentro de los cuales llevamos todos nuestros pensamientos. Las vírgenes prudentes llevan aceite en sus jarros, porque guardan dentro de su conciencia todo el resplandor de su gloria, tal como lo dice san Pablo: «Nuestra gloria es el testimonio de nuestra conciencia» (2Co 1,12). Las vírgenes insensatas, por el contrario, no llevan el aceite con ellas porque no llevan su gloria en lo secreto de su corazón, es decir, ellas piden su gloria a las alabanzas de otros.
«Pero a medianoche, se oye un grito: ‘¡Mirad que llega el Esposo, salid a su encuentro!’». Y todas las vírgenes se levantan. Pero las lámparas de las vírgenes insensatas se apagan porque sus obras, que a los ojos de los hombres y de lejos parecían resplandecientes, por dentro, a la llegada del Juez, no son más que tiniebla; no reciben de Dios ninguna recompensa, puesto que han recibido ya de los hombres las alabanzas que querían.
- ORATIO
La oratio es el tercer momento de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión, agradecimiento y alabanza.
(Oración colecta de la misa)
“Dios todopoderoso y rico en misericordia, aleja de nosotros todos los males, para que, sin impedimentos en el alma y en el cuerpo, cumplamos tu voluntad con libertad de espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.”
- CONTEMPLATIO
EL último paso de la Lectio Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.
“¡Ya viene el Esposo, salgan a su encuentro!”