TEMA: Domingo 25º del Tiempo Ordinario – Ciclo A. 24 de septiembre.
- SEÑAL DE LA CRUZ.
- INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO
Ven Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía señor tu espíritu y todo será creado
Y renovaras la faz de la tierra
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo
Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu
Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.
- LECTIO
Primer paso de la Lectio Divina: consiste en la lectura de un trozo unitario de la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar la voz de Dios hoy.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (20, 1-16)
“Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: “ ¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?”. Ellos le respondieron: “Nadie nos ha contratado. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña. Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”. El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos»”. Palabra del Señor.
- MEDITATIO
Estando siempre en la presencia de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de Dios”.
OPCIÓN 1
Fr. Aníbal Fosbery OP, Reflexiones sobre textos del Evangelio de san Mateo Vol. II, pág. 203-220.
OPCIÓN 2
San Juan Crisóstomo (345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia. Homilía para el Viernes Santo «La Cruz y el ladrón». El hombre de la hora undécima: «Los últimos serán los primeros»
“¿Qué es lo que ha hecho el buen ladrón para poder participar del paraíso después de la cruz?… Mientras que Pedro había negado a Cristo, el ladrón, desde lo alto de la cruz, daba testimonio de él. Y no digo esto para desanimar a Pedro; lo digo para poner en evidencia la grandeza de alma del ladrón… Este ladrón, mientras que todo el populacho estaba alrededor de él bramando, vociferando, llenándolos de blasfemias y sarcasmos, no tuvo en cuenta nada de esto. Ni tan siquiera tuvo en cuenta el miserable estado de la crucifixión que, de manera evidente, tenía delante de él. Recorrió todo este panorama con una mirada llena de fe… Se volvió hacia el Señor de los cielos y volviéndose hacia él, le dijo: «Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu Reino» (Lc 23,42). No queramos eludir la desenvoltura y el ejemplo del ladrón, no nos avergoncemos de tomarlo como maestro a él a quien Nuestro Señor no tuvo a menos hacerlo entrar el primero en el paraíso…
No le dijo, como a Pedro: «Ven, sígueme y haré de ti un pescador de hombres» (Mt 4,19). Tampoco le dijo como a los Doce: «Os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel» (Mt 19,28). No le pagó con ningún título; no le enseño ningún milagro. El ladrón no le vio resucitando a un muerto, ni expulsar demonios, no vio que el mar le obedeciera. Cristo no le dijo nada ni del Reino ni de la gehena. Y sin embargo dio testimonio a su favor delante de todos y le dio en herencia el Reino”.
- ORATIO
La oratio es el tercer momento de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión, agradecimiento y alabanza.
(Oración colecta de la misa)
“Dios nuestro, que estableciste el fundamento de la ley divina en el amor a ti y al prójimo, concédenos que, cumpliendo lo que mandas, merezcamos alcanzar la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos”.
- CONTEMPLATIO
EL último paso de la Lectio Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.
“Vayan también ustedes a mi viña”.