CONTENIDO: Lectio divina con el evangelio del VI Domingo de Pascua. 26 de mayo de 2019 (San Juan 14,23-29).

• SEÑAL DE LA CRUZ.
• INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía señor tu espíritu y todo será creado
Y renovaras la faz de la tierra
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo
Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu
Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.
- LECTIO
Primer paso de la Lectio Divina:
consiste en la lectura de un trozo unitario de
la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al
menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está
hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar
la voz de Dios hoy.
Lectura del Santo Evangelio según san Juan (San
Juan 14,23-29):
“Jesús le respondió: “El que me ama será
fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que
no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía,
sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con
ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi
Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.» Les dejo la
paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me
han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de
que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho
esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean”.
Palabra del Señor
- MEDITATIO.
Estando siempre en la presencia
de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en
reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha
leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades
intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de
Dios”.
Opción
1
Fr. Dr. Aníbal Fosbery, De las
Reflexiones sobre textos del Evangelio de San Juan para el tiempo de Semana Santa, Pascua y
Pentecostés, MDA, Buenos Aires, 2016. Pág. 265, “El que me ama, guardará mi
Palabra”; Pág. 267, “Permaneced en mi amor”; Pág. 269, “El discurso de
despedida”; Pág. 273, “La unió0n del Espíritu Santo con la Iglesia”; Pág. 277
“La acción del Espíritu Santo”
Opción 2
San Juan Pablo II
(1920-2005), papa. Encíclica “Dominum et vivificantem”, § 24
“Cristo, que “había entregado el espíritu en la
cruz” (Jn 19,30) como Hijo del hombre y Cordero de Dios, una vez resucitado va
donde los apóstoles para “soplar sobre ellos” (Jn 20,22)… La venida del Señor llena de gozo a los
presentes: “Su tristeza se convierte en gozo” (cf Jn 16,20), como ya había
prometido antes de su pasión. Y sobre todo se verifica el principal anuncio del
discurso de despedida: Cristo resucitado, como si preparara una nueva creación,
“trae” el Espíritu Santo a los apóstoles. Lo trae a costa de su “partida”; les
da este Espíritu como a través de las heridas de su crucifixión: “les mostró
las manos y el costado”. En virtud de esta crucifixión les dice: “Recibid el
Espíritu Santo”.
Se establece así una relación profunda entre el
envío del Hijo y el del Espíritu Santo. No se da el envío del Espíritu Santo
(después del pecado original) sin la Cruz y la Resurrección: “Si no me voy, no
vendrá a vosotros el Paráclito” (Jn 16,7). Se establece también una relación
íntima entre la misión del Espíritu Santo y la del Hijo en la Redención. La
misión del Hijo, en cierto modo, encuentra su “cumplimiento” en la Redención:
“Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros” (Jn 16,15). La Redención es realizada totalmente por el
Hijo, el Ungido, que ha venido y actuado con el poder del Espíritu Santo,
ofreciéndose finalmente en sacrificio supremo sobre el madero de la Cruz. Y
esta Redención, al mismo tiempo, es realizada constantemente en los corazones y
en las conciencias humanas —en la historia del mundo— por el Espíritu Santo,
que es el “otro Paráclito” (Jn 14,16)”.
- ORATIO
La oratio es el tercer momento
de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la
plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que
nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión,
agradecimiento y alabanza
Antífona de entrada (Is 48, 20)
Con gritos de alegría anuncien y proclámenlo hasta
los confines de la tierra: El Señor ha liberado a su pueblo. Aleluia.
Oración colecta
Dios todopoderoso, concédenos
continuar celebrando con intenso fervor estos días de alegría en honor de
Cristo resucitado, de manera que prolonguemos en nuestra vida el misterio de fe
que recordamos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración post comunión
Dios todopoderoso, que nos haces
renacer a la vida eterna por la resurrección de Cristo, concede que los
sacramentos pascuales den fruto abundante en nosotros, e infunde en nuestros
corazones la fuerza de este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
- CONTEMPLATIO
EL último momento de la Lectio
Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de
entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la
alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.
“(…) el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre,
les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”.