Lectio 20 de enero de 2019

Tema:  Lectio divina con el evangelio del 2º DOMINGO del Tiempo ordinario. Ciclo C. 20 de enero de 2019. Ciclo C (San Juan 2,1-11).

  • SEÑAL DE LA CRUZ.
  • INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO

Ven Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía señor tu espíritu y todo será creado
Y renovaras la faz de la tierra
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo 
Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu 
Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.

  • LECTIO

Primer paso de la Lectio Divina: consiste en la lectura de un trozo unitario de  la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar la voz de Dios hoy.  

Lectura del Santo Evangelio según san Juan:

“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí.

Jesús también fue invitado con sus discípulos.

Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».

Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía».

Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».

Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una.

Jesús dijo a los sirvientes: «llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde.

«Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron.

El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”.

Palabra del Señor

  • MEDITATIO 

Estando siempre en la presencia de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de Dios”.   

OPCION 1

ANÍBAL FOSBERY O.P, Reflexiones sobre textos del Evangelio de San Juan-Volumen I, Buenos Aires, MDA, 2015, página 80-83.

Jesús y sus discípulos son invitados a las Bodas de Caná y allí se produce el milagro. Nuestro Señor empieza a investir a sus discípulos de los recursos y poderes que van a necesitar para poder fundar el Reino de los Cielos. Jesús viene a cumplir esta misión, viene a instaurar el Reino de los Cielos, que después tendrá que quedar en manos de sus discípulos hasta que Él vuelva. El Señor  los va a ir preparando con su Palabra. Pero no sólo con su Palabra, porque el Reino de los Cielos no se instituye solo con palabras, no es una ideología, no es solo una doctrina, es también un hecho concreto donde se tiene que insertar el misterio de la vida divina en la historia de los hombres.

Lo que hace Jesús con el milagro de las bodas de Caná es investir a sus discípulos del carisma de la fe. No hablo de la fe teologal, porque los dones de la fe teologal vendrán con el llamado a la vocación. Aquí se trata de otra realidad de fe, de la que habla el Apóstol (1 Co 12, 4-9). La fe que forma parte de un carisma, que es algo así como una certidumbre inamovible, interior del espíritu, que muestra que quién está delante de ellos es el Hijo de Dios. (…)

El cambio del agua en vino está mostrando que este Cristo que los ha llamado, que los ha asombrado, que los ha reunido alrededor de Él, es el Hijo de Dios y es omnipotente. Tiene poder para hacer lo que está predicando. (…)

Tenemos que estar siempre dispuestos a abrir el corazón, para que los dones de Dios vengan a nuestra alma. En primer lugar los dones que nos santifican, los dones de la gracia. En segundo lugar los carismas con los cuales podemos trabajar para el bien de los demás, y ahí se ensancha y se agranda, y se expresa el Reino de los Cielos.

Pidamos a la Virgen ser fieles a su llamado de hacer lo que “Él nos diga”.

San Máximo de, o Turín, obispo

Homilía: El vino nuevo de la verdadera alegría

Homilía 23: PL 57, 274.

«Haced lo que él os diga» (Jn 2,5).

El Señor, está escrito, fue a la boda donde había sido invitado. El Hijo de Dios pues fue a esta boda para santificar con su presencia el matrimonio que ya había sido instituido. Fue a una boda de la antigua ley para escogerse en el pueblo pagano una esposa que permanecería siempre virgen. Él que no nació de un matrimonio humano fue a la boda. Fue allá no para participar en un banquete festivo, sino para revelarse por un prodigio verdaderamente admirable. Fue allá no para beber vino, sino para darlo. Porque, tan pronto como los invitados se quedaron con vino, la bienaventurada María le dijo: “no tienen vino”.

Jesús, aparentemente contrariado, le respondió: ” ¿mujer, qué nos va a ti y a mi?”… Respondiendo: ” mi hora todavía no ha llegado “, anunciaba ciertamente la hora gloriosa de su Pasión, o bien el vino difundido para la salvación y la vida de todos. María pedía un favor temporal, mientras que Cristo preparaba una alegría eterna.

Sin embargo el Señor en su bondad, no vaciló en conceder estas pequeñas cosas hasta que vengan las grandes. La bienaventurada María, porque verdaderamente era la madre del Señor, veía por el pensamiento lo que iba a llegar y conocía por anticipado la voluntad del Señor.

Por eso se encargó de advertir a los servidores con estas palabras: “haced lo que él os diga”. Su santa madre sabía ciertamente que la palabra de reproche de su hijo y Señor no escondía el resentimiento de un hombre enfurecido sino contenía un misterio de compasión… Y de repente el agua comenzó a recibir la fuerza, a cambiar el color, a difundir un buen olor, a adquirir gusto, y al mismo tiempo a cambiar totalmente de naturaleza. Y esta transformación del agua en otra sustancia manifestó la presencia del Creador, porque nadie, excepto el que creó el agua de nada, puede transformarla en otra cosa.

  • ORATIO

La oratio es el tercer momento de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión, agradecimiento y alabanza.

 Antífona de entrada

“Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre”.

Oración colecta

“Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo..”.

Oración sobre las ofrendas

“Concédenos, Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra elmemorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor”.

Antífona de comunión

“Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado mi copa hasta los bordes”.

Oración después de la comunión

“Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor”.

  • CONTEMPLATIO

EL último paso de la Lectio Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.

“Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”.