CONTENIDO: Lectio divina con el Evangelio de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. 24 de junio de 2022 (San Lucas 15,3-7).
• SEÑAL DE LA CRUZ.
• INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía señor tu espíritu y todo será creado
Y renovaras la faz de la tierra
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo
Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu
Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.
- LECTIO
Primer paso de la Lectio Divina:
consiste en la lectura de un trozo unitario de la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar la voz de Dios hoy.
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (15,3-7):
“Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: «Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido». Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”.
Palabra del Señor.
- MEDITATIO.
Estando siempre en la presencia de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de Dios”.
Opción 1
Fr. Dr. Aníbal Fosbery, De las Reflexiones sobre textos del Evangelio de San Lucas para el tiempo ordinario, MDA, Buenos Aires, 2016. Pág. 167. Las parábolas de la misericordia; pág. 165, las tres parábolas de la miseriordia”.
Opción 2
Guillermo de San Teodorico (c. 1085-1148)
monje benedictino y después cisterciense
Oraciones para meditar, 8,6; SC 324
“Con alegría la toma sobre sus hombros.”
Por mis manos, Señor, que hicieron lo que no debían, tus manos han sido traspasadas por clavos, y tus pies para mis pies. Para sanar mi ceguera, tus ojos se durmieron en la muerte, y tus oídos por mis oídos. La lanza del soldado abrió tu costado, para que, por tu herida, fluyan todas las impurezas de mi corazón tanto tiempo encendido y roído por la enfermedad. Para terminar, moriste para que yo viva; fuiste sepultado con el fin de que yo resucite. Tal es el beso de tu dulzura, dado a tu Esposa; este es el abrazo de tu amor… Este beso, el ladrón lo recibió sobre la cruz después de su confesión; Pedro lo recibió cuando su Señor le miró mientras que le negaba, y salió para llorar. Muchos de los que te crucificaron, se convirtieron a ti después de tu Pasión, e hicieron alianza contigo en este beso…; cuando abrazaste a los publicanos y pecadores, te hiciste su amigo y su convidado…
Señor, ¿a dónde llevas a aquellos que tú abrazas y estrechas entre tus brazos sino hasta tu corazón? Tu corazón, Jesús, es aquel dulce maná de tu divinidad, que guardas en tu interior en el vaso de oro de tu alma que sobrepasa todo conocimiento. (cf Hb 9,4) Felices aquellos que son llevados hasta allí por tu abrazo. Felices aquellos que, sumergidos en estas profundidades, han sido escondidos por ti en el secreto de tu corazón, aquellos que tú llevas sobre tus hombros, al amparo de las turbaciones de esta vida. (Sal 30,21) Felices aquellos cuya única esperanza es la dulzura y la protección bajo tus alas. (Lc 13,35; Sal 90,4)
La fuerza de tus hombros protege a aquellos que tú escondes en tu corazón. Ahí pueden descansar tranquilamente. Una dulce expectación los alegra en el aprisco amurallado (Sal 67,14) de una conciencia pura y de la espera de recompensa que tú has prometido. Su debilidad no los inquieta, ni cosa alguna los turba.
- PREPARACIÓN REMOTA:
- ORATIO
La oratio es el tercer momento de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión, agradecimiento y alabanza.
Antífona de entrada (Cf. Sal 32, 11.19)
Los designios del Corazón de Dios permanecen para siempre:
Él salva a sus fieles de la muerte y los sustenta en el tiempo de indigencia.
Oración colecta
Dios rico en misericordia,
que nos das la alegría de celebrar las grandes obras de tu amor
en el Corazón de tu Hijo muy amado;
te rogamos que de esta fuente inagotable
alcancemos la abundancia de tu gracia.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, la inefable caridad del Corazón de tu Hijo amado, de manera que esta ofrenda te sea agradable y sirva para reparar nuestros pecados.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor Nuestro.
Él mismo, al ser elevado en la Cruz, se entregó por nosotros con amor admirable,
y de su costado herido brotó Sangre y agua, dando así origen a los sacramentos de la Iglesia.
Por tanto, atraídos todos por el Corazón abierto del Salvador podemos beber con alegría
en la fuente de la salvación.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, cantamos un himno a tu gloria,
diciendo sin cesar:
Antífona de comunión (Jn 7, 37.38)
Dice el Señor: El que tenga sed venga a mí, y beba el que cree en mí.
De su seno brotarán manantiales de agua viva.
Oración post comunión
Señor y Padre nuestro, que este sacramento de tu amor nos haga fervorosos en la caridad,
para que atraídos por tu Hijo, sepamos reconocerlo en nuestros hermanos. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
- CONTEMPLATIO
El último momento de la Lectio Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.
«Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido».