CONTENIDO: Lectio divina con el evangelio de la Solemnidad de la Santísima Trinidad. 12 de junio de 2022 (San Juan 16, 12-15).
• SEÑAL DE LA CRUZ.
• INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía señor tu espíritu y todo será creado
Y renovaras la faz de la tierra
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo
Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu
Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.
- LECTIO
Primer paso de la Lectio Divina:
consiste en la lectura de un trozo unitario de la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar la voz de Dios hoy.
Lectura del Santo Evangelio según san Juan (16,12-15.):
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: ‘Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes»”.
Palabra del Señor.
- MEDITATIO.
Estando siempre en la presencia de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de Dios”.
Opción 1
Fr. Dr. Aníbal Fosbery, De las Reflexiones sobre textos del Evangelio de San Juan para el tiempo de semana santa, Pascua y Pentecostés, MDA, Buenos Aires, 2016. Pág. 296, “El Espíritu Santo y la fe”; pág. 298, “La verdad completa”.
Opción 2
Simeón el Nuevo Teólogo (c. 949-1022), monje griego
Himno 21; SC 174
“Todo lo que pertenece a mi Padre es mío”
Tú brillaste, te manifestaste como una luz de gloria la luz inalcanzable de tu esencia, Salvador, y tú iluminaste un alma hundida en las tinieblas… Iluminados por la luz del Espíritu, los hombres miran al Hijo, ven al Padre y adoran a la Trinidad de Personas, al Dios único… Porque el Señor (Cristo) y el Espíritu (2Corintios 3,17), el Espíritu también es Dios, el Padre del Señor, seguro que es un solo Espíritu, porque no está dividido. Aquel que lo posee, posee realmente los tres, pero sin duda… Porque el Padre existe ¿y cómo será el Hijo? Ya que Él fue unigénito por esencia. Ahí está el Hijo ¿y cómo se volverá Espíritu? El Espíritu es Espíritu – ¿y cómo aparecerá el Padre? El Padre es Padre, porque engerndra constantemente…
El Hijo es Hijo porque constantemente es engendrado y fue engendrado antes de todos los tiempos. Él surge sin ser cortado de raíz. Pero a la vez es una parte sin ser separado y se hace uno con el Padre que está Vivo, y él mismo es Vida y da la vida a todos (Juan 14,6:10,28). Todo lo que tiene el Padre, el Hijo también lo tiene. Todo lo que tiene el Hijo, el Padre también lo tiene. Vemos que el Padre en todo se parece al Hijo, sólo que uno engendra y el otro es engendrado constantemente… ¿Cómo surge el Hijo del Padre? Como la palabra sale del espíritu. ¿Cómo fue separado? Como la voz lo es de la palabra. ¿Cómo tomó un cuerpo? Como la palabra que escribimos…
¿Cómo darle un nombre al Creador de todo? Nombres, acciones, expresiones, todo vino al mundo bajo la orden de Dios porque él le dio nombre a sus obras y a cada realidad su apelación propia… Pero su nombre nunca lo hemos conocido si no que es “Dios inexplicable” como dice la Escritura (Génesis 32,30). Entonces, si Él es inexplicable, si no tiene nombre, si es invisible, si es misterioso, si es inaccesible, sólo más allá de toda palabra, más allá del pensamiento no solamente humano sino también aquel de los ángeles, “envuelto en un manto de oscuridad” (Sal 17,12).
Todo el resto, aquí abajo pertenece a las tinieblas, pero él mismo, como la Luz, está más allá de las tinieblas.
- PREPARACIÓN REMOTA:
- ORATIO
La oratio es el tercer momento de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión, agradecimiento y alabanza.
Antífona de entrada (Sal 67, 33-35)
Bendito sea Dios Padre, y su Hijo Unigénito, y el Espíritu Santo,
porque ha tenido misericordia de nosotros.
Oración colecta
Dios, Padre todopoderoso que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio; concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su unidad todopoderosa.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oración sobre las ofrendas
Por la invocación de tu santo Nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos,
y transfórmanos por ellos en ofrenda perenne a tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones
al Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abbá! Padre.
(Ga 4, 6)
Oración post comunión
Al confesar nuestra fe en la Trinidad santa y eterna
y en su Unidad indivisible, concédenos, Señor y Dios nuestro,
encontrar la salud del alma y del cuerpo en el sacramento que hemos recibido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
- CONTEMPLATIO
El último momento de la Lectio Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.
«Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes».