Lectio 7 de marzo 2021

CONTENIDO:  Lectio divina con el evangelio de la  Misa del 3° domingo de cuaresma CB. 7 de marzo de 2021 (San Juan 2,13-25).

Expulsar a los vendedores del Templo, fue un grande acto de amor, dice el  Papa

•             SEÑAL DE LA CRUZ.

•             INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Ven Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía señor tu espíritu y todo será creado
Y renovaras la faz de la tierra
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo 
Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu 
Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.

  • LECTIO

Primer paso de la Lectio Divina:
consiste en la lectura de un trozo unitario de la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar la voz de Dios hoy.  

Del Evangelio según San Juan (2,13-25):

Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.

Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: “Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”.

Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.

Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué signo nos das para obrar así?”. Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”. Los judíos le dijeron: “Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”.

Pero él se refería al templo de su cuerpo.

Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la Palabra que había pronunciado.

Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los signos que realizaba. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre.

Palabra del Señor

  • MEDITATIO.

Estando siempre en la presencia de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de Dios”.   

OPCIÓN 1

Fr. Dr Aníbal Fosbery, Reflexiones sobre textos del Evangelio de San Juan, Vol I, Pág. 84, significación del Templo de Jerusalén. MDA, BsAs, 2016.

OPCIÓN 2

Orígenes
Sobre el Evangelio de san Juan: Cristo hablaba del templo de su cuerpo

«Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros» (1 Co 6,19)
Tomo 10, 20: PG, 14, 370-371

Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los amadores de su propio cuerpo y de los bienes materiales —se deja entender que hablamos aquí de los judíos—, los que no aguantaban que Cristo hubiera expulsado a los que convertían en mercado la casa de su Padre, exigen que les muestre un signo para obrar como obra. Así podrán juzgar si obra bien o no el Hijo de Dios, a quien se niegan a recibir. El Salvador, como si hablara en realidad del templo, pero hablando de su propio cuerpo, a la pregunta: ¿Qué signos nos muestras para obrar así? responde: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

Sin embargo, creo que ambos, el templo y el cuerpo de Jesús, según una interpretación unitaria, pueden considerarse figuras de la Iglesia, ya que ésta se halla construida de piedras vivas, hecha templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, construido sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular el mismo Cristo Jesús, que, a su vez, también es templo. En cambio, si tenemos en cuenta aquel otro pasaje: Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro, parece que la unión y conveniente disposición de las piedras en el templo se destruye y descoyunta, como sugiere el salmo veintiuno, al decir en nombre de Cristo: Tengo los huesos descoyuntados. Descoyuntados por los continuos golpes de las persecuciones y tribulaciones, y por la guerra que levantan los que rasgan la unidad del templo; pero el templo será restaurado, y el cuerpo resucitará el día tercero; tercero, porque viene después del amenazante día de la maldad, y del día de la consumación que lo seguirá.

Porque llegará ciertamente un tercer día, y en él nacerá un cielo nuevo y una tierra nueva, cuando estos huesos, es decir, la casa toda de Israel, resucitarán en aquel solemne y gran domingo en el que la muerte será definitivamente aniquilada. Por ello, podemos afirmar que la resurrección de Cristo, que pone fin a su cruz y a su muerte, contiene y encierra ya en sí la resurrección de todos los que formamos el cuerpo de Cristo. Pues de la misma forma que el cuerpo visible de Cristo, después de crucificado y sepultado, resucitó, así también acontecerá con el cuerpo total de Cristo formado por todos sus santos: crucificado y muerto con Cristo, resucitará también como él. Cada uno de los santos dice, pues, como Pablo: Lo que es a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.

Por ello, de cada uno de los cristianos puede no sólo afirmarse que ha sido crucificado con Cristo para el mundo, sino también que con Cristo ha sido sepultado, pues, si por nuestro bautismo fuimos sepultados con Cristo, como dice san Pablo, con él también resucitaremos, añade, como para insinuarnos ya las arras de nuestra futura resurrección.

  • PREPARACIÓN REMOTA:

Textos

Video

  • ORATIO

La oratio es el tercer momento de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión, agradecimiento y alabanza.

Antífona de entrada Sal 24, 15-16
Mis ojos están siempre fijos en el Señor,
porque él sacará mis pies de la trampa.
Mírame y ten piedad de mí, Señor, porque estoy solo y afligido.

Oración colecta
Padre de misericordia y origen de todo bien,
que en el ayuno, la oración y la limosna
nos muestras el remedio del pecado,
mira con agrado el reconocimiento de nuestra pequeñez,
para que seamos aliviados por tu misericordia
quienes nos humillamos interiormente.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Señor, por este sacrificio concédenos
que, así como te pedimos perdón por nuestros pecados,
sepamos también perdonar las faltas de nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión Sal 83, 4-5

Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones:
junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios.
Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar.

Oración post comunión
Padre, alimentados en la tierra, con el pan del cielo,
anticipo de la eterna salvación,
te suplicamos que lleves a su plenitud
el misterio que se realiza en nosotros
Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración final
Padre, dirige los corazones de tus fieles,
y concédeles generosamente la gracia de permanecer
en el amor a ti y al prójimo,
para que así lleguen a la perfección de tu ley.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

  • CONTEMPLATIO

EL último momento de la Lectio Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.

«Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar».