Lectio Divina 2º Domingo de Adviento

TEMA: Lectio divina con el evangelio del  Encuentro Domingo II de Adviento (10 de diciembre de 2017)

  • SEÑAL DE LA CRUZ.
  • INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO

Ven Espíritu Santo

Llena los corazones de tus fieles

Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía señor tu espíritu y todo será creado

Y renovaras la faz de la tierra

Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo

Danos gustar de todo lo que es recto según Tu mismo espíritu

Y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

  • LECTIO

Primer paso de la Lectio Divina: consiste en la lectura de un trozo unitario de  la Sagrada Escritura. Esta lectura implica la comprensión del texto al menos en su sentido literal. Se lee con la convicción de que Dios está hablando. No es la lectura de un libro, sino la escucha de Alguien. Es escuchar la voz de Dios hoy.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 1-8)

“Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el libro del profeta Isaías: “Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”, así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: «Detrás de mi vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo»”.

Palabra del Señor

 

  • MEDITATIO

Estando siempre en la presencia de Dios, el segundo paso de la Lectio Divina o Meditatio consiste en reflexionar en nuestro interior y con nuestra inteligencia sobre lo que se ha leído y comprendido. “Es esa disposición del alma que usa de todas sus facultades intelectuales y volitivas para poder captar lo que Dios le dice… al modo de Dios”.

OPCIÓN 1

San Juan Pablo II, Angelus: Tiempo de espera y esperanza. En el contexto del Jubileo del año 2000: 05-12-1999.

1.En este segundo domingo de Adviento, resuena en el evangelio la voz de Juan Bautista, profeta enviado por Dios como precursor del Mesías. Se presenta en el desierto de Judá y, haciéndose eco de un antiguo oráculo de Isaías, grita: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. Este mensaje atraviesa los siglos y llega hasta nosotros, cargado de extraordinaria actualidad.

Ante todo, “preparad el camino del Señor”. Preparar el camino al Salvador significa… disponerse a recibir la sobreabundancia de gracia que Cristo ha traído al mundo…

… Dispongamos nuestro espíritu con la oración, para que la próxima Navidad nos encuentre preparados para el encuentro con el Salvador que viene.

2. “Allanad sus senderos”. Para encontrarnos con nuestro Redentor necesitamos “convertirnos”, es decir, caminar hacia él con fe gozosa, abandonando los modos de pensar y vivir que nos impiden seguirlo plenamente.

Ante la buena nueva de un Dios que por amor a nosotros se despojó de sí mismo y asumió nuestra condición humana, no podemos menos de abrir nuestro corazón al arrepentimiento; no podemos encerrarnos en el orgullo y la hipocresía, desaprovechando la posibilidad de encontrar la verdadera paz. [Este tiempo] nos recuerda el sobreabundante amor tierno y misericordioso de Dios. Como el padre de la parábola, está dispuesto a acoger con los brazos abiertos a los hijos que tienen la valentía de volver a él (cf.Lc 15, 20).

Este esfuerzo de conversión se funda en la certeza de que la fidelidad de Dios es inquebrantable, a pesar de todo lo negativo que pueda haber en nosotros y en nuestro entorno. Por eso el Adviento es tiempo de espera y de esperanza. La Iglesia hace suya en este domingo la promesa consoladora de Isaías: “Todos verán la salvación de Dios” (Aleluya; cf. Is 40, 5).

3. [Amadísimos hermanos y hermanas, dentro de tres días, en la Inmaculada Concepción contemplaremos la primera realización -y la más acabada- de dicha promesa. En María, “llena de gracia”, se cumple lo que Dios quiere obrar en todo hombre]. La Madre del Redentor fue preservada de la culpa y colmada de la gracia divina. Su belleza espiritual nos invita a la confianza y a la esperanza; la Virgen, toda hermosa y santa, nos estimula a preparar el camino del Señor y allanar sus senderos, para contemplar un día, junto a ella, la salvación de Dios.

  • ORATIO

La oratio es el tercer momento de la Lectio Divina, consiste en la oración que viene de la meditatio. “Es la plegaria que brota del corazón al toque de la divina Palabra”. Los modos en que nuestra oración puede subir hacia Dios son: petición, intercesión, agradecimiento y alabanza.

(Oración colecta de la misa)

“Dios todopoderoso y rico en misericordia, que nuestras ocupaciones cotidianas no nos impidan acudir presurosos al encuentro de tu Hijo, para que, guiados por tu sabiduría divina, podamos gozar siempre de su compañía. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos”.

  • CONTEMPLATIO

EL último paso de la Lectio Divina: la contemplatio, consiste en la contemplación o admiración que surge de entrar en contacto con la Palabra de Dios. Esta consiste en la adoración, en la alabanza y en el silencia delante de Dios que se está comunicando conmigo.

“…«Detrás de mi vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo»”.